Las pilas son los generadores más sencillos. En ellas ocurren reacciones químicas que producen una corriente eléctrica. Se usan en aparatos pequeños, como linternas o juguetes.
Tras usarlas durante un tiempo, las pilas se agotan.
Una vez agotadas, deben depositarse en contenedores especiales.
Es mejor usar pilas recargables, aunque son más caras que las normales son más útiles porque se pueden utilizar más veces, generan menos residuos y no hay que comprar pilas a menudo.
Las pilas son peligrosas y no se pueden dejar a niños porque se las pueden meter en la boca o se las pueden tragar.
No se pueden tirar las pilas gastadas a la basura porque van al vertedero y entonces el mercurio y otras sustancias químicas pueden llegar al medio y eso es un problema para los seres
vivos.
La recogida selectiva de las pilas usadas, en contenedores específicos y su tratamiento adecuado constituyen la solución más lógica y más respetuosa con el medio ambiente. Una vez recogidas, las pilas se llevan a una planta de reciclaje donde se segregan y se separa los metales peligrosos del resto de materiales que constituyen la pila.
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