Fui vendedor de periódicos, fabricante de juguetes, soplador vidrio..., pero siempre quise ser actor.
Entre trabajo y trabajo, me limpiaba los zapatos, me cepillaba la ropa y me dirigía a la agencia de Blackmore.
Cuando el empleado me vio se detuvo abruptamente y me dijo.
-¿Y tú que quieres?
-¿Tienen papeles para muchachos? Para mi sorpresa, el empleado me condujo a la oficina contigua, anotó mi nombre y mi dirección y si surgía algo ya me avisaría.
Un mes después me vino una nota y ponía que me presentara en la agencia Blackmore.
El señor Blackmore me entregó una nota y se la tenía en las oficinas del señor Hamilton, leyó la nota y le sorprendía que fuera tan pequeño y le dije que tenía 14 años y en realidad tenía 12 y medio. El me dijo que tenía que hacer de Billie en Sherlock Holmes y comenzaría en otoño.
Luego me dijo que podía hacer otra obra escrita por el señor Sainsbury. El señor Hamilton me presentó a todo el personal de toda la oficina.
Luego el señor Hamilton me dio una nota para el señor Sainsbury. Me ofreió el papel más importantes de su obra.
Aturdido de felicidad volví a casa y allí donde comencé a comprender lo que me acababa de suceder. Ahora sería actor de teatro y tuve ganas de llorar.
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